lunes, 1 de julio de 2013

Resumir una expedición de 4 días con un grupos de montañeros-amigos, amigos-montañeros es complicado. Quizás tendría que escribir durante días y días para que no se me olvidara lo importante. No obstante intentaré transmitir mis sensaciones de un viaje MARAVILLOSO en todos los sentidos. 

Todo empezó el pasado miércoles 26 de Junio en la estación de trenes de Santa Justa de Sevilla. Allí estábamos citados los 12 componentes del Club Deportivo Alpino El Chivo, y nos dirigíamos hacia Zaragoza en AVE para allí coger los coches de alquiler y poder llegar a nuestro punto de partida: Refugio del Bujarelo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. 


Allí nos plantamos  a eso de las 21 horas, donde nos esperaba Jose Luis, persona a cargo del refugio y buen anfitrión de un lugar emblemático en los Pirineos aragoneses y que sería nuestro punto tanto de partida como de llegada a nuestra vuelta de la expedición. 


Tras una gran cena y mejores risas, nos dirigimos a las camas del refugio que compartíamos los 12, junto con un montañero que ya dormía a nuestra llegada. El pobre tuvo que "sufrir" heróicamente nuestra incursión y estreno "en altura" con un cachondeo general que procuramos durara poco y reservar para la etapa del primer día. 

A las 6:30 de la mañana algo me despertó y me vestí para dar un paseo por los alrededores del refugio y disfrutar de la salida de sol. Cuando volví a la habitación ya estaban todos en pie y dirección al desayuno. Tras alimentarnos y ultimar los detalles del equipo, material de montaña, mochilas, etc; nos lanzamos valle abajo entre grandes cascadas, afluentes gigantes de agua y frondosos bosques que no nos abandonarían durante gran parte de la primera jornada. 


Descendimos montaña abajo hasta comenzar a subir por la GR11 que comienza casi desde Torla. 

La ruta continuaba subiendo y subiendo y el paisaje iba cambiando por estratos como si de diferentes lugares se tratara. 



A eso de las 10:30 de la mañana, nuestro miembro más alto y una de las mejores personas que conozco, Raúl, decidió meterse en la primera poza que vió y probar las gélidas aguas pirenaicas. Vistiendo no más que su turbito, camiseta, sombrero, mochilón y sus bastones, continuamos la marcha. Las horas pasaban y dejábamos atrás las Gradas de Soaso, bosques de Haya, innumerables cascadas, pozas y algo de gente. 


Después de varias horas llegamos a La Cola de Caballo, una cascada gigante que se ha convertido en punto de referencia para visitas asequibles que quieran disfrutar de una jornada repleta de maravillosas vistas. 


Allí comimos unos bocadillos y tras un almuerzo ligero con los pies dentro del agua, nos levantamos y decidimos continuar. 


Nos esperaba el único paso del día que hace que te des cuenta que en la montaña hay que estar muy alerta. Se trataba de una subida casi vertical pero escalonada y con la inestimable ayuda de unas cadenas que están amablemente atornilladas a la montaña para así facilitar la subida. Tan sólo fueron escasos 10 minutos entre rocas y recovecos, el peso de casi 15kg de la mochila y la inclinación hacía que pusieras los 5 sentidos para llegar arriba bien y que lo hicieran todos también. 



Una vez arriba las vistas no dejaron ver el majestuoso cañón y el valle de Ordesa. 




Luego sabríamos que ese sería el primer punto de inflexión en cuanto a paisajes, altura y de vivir la montaña, otro más.  

Después de un descanso breve continuamos hacia donde haríamos noche, el Refugio de Goriz. Un alto en el camino en un lugar verdaderamente de montaña, en un entorno envidiable, parecían parajes de película. Además esta enclavado entre varias de los picos más singulares de los Pirineos, entre otros El Cilindro, Añisclo y el que subiríamos al día siguiente, Monte Perdido (3.355mt). 

La primera jornada había llegado a su destino, aunque con ella llegó la primera baja, Lucky! No fue exactamente una baja, al menos por mucho tiempo, pero es que ya venía tocado por problemas estomacales y llegando al refugio empezó a encontrarse mal. Mareado y algo fatigado estuvo hasta la noche, no pudo ni cenar. Menos mal que se trata de una especie sobre natural y al día siguiente recuperó gran parte de sus fuerzas. 


Esa tarde la pasamos tirados en la amplia pradera que hay en altura junto al refugio, los tres miles nos rodeaban y el ambiente era impresionante. Decenas de montañeros desperdigados por la montaña disfrutando de las vistas y del momento que les ha traído ahí. Sin duda serían unas horas de muchas risas e instantáneas que aún hoy me cuesta sacarlas de mi cabeza. 

Tras una cena casi copiosa y más risas, fuimos a la cama, al día siguiente nos esperaba la que sin duda sería la etapa reina de la expedición y en la que encima, era el cumpleaños de Pedro, mi hermano, que generosamente se había alejado de su familia en tan señaladas fechas para la expedición. 

A las 07:20 horas ya estábamos todos listos, incluido Lucky que tras haber pasado la noche algo mejor decidió subir hasta donde pudiera. Sin embargo, Juanlu había pasado la noche en vela, le había sentado mal la cena y no pudo pegar ojo. Decidió quedarse en el refugio hasta nuestra vuelta del ascenso a Monte Perdido. Comenzaba el segundo día de expedición, cargados con lo justo en la mochila, empezamos a subir un desnivel curioso para estrenarnos y en apenas 2 horas llegamos a Lago Helado, sitio previo para hacer una parada y valorar si ascendíamos a la cumbre. 



La duda entra justo cuando ves la famosa Escupidera. Una pendiente de 45 grados que se gira al final y deja la posible caída al vacío a un sólo un paso. Con lo que había que estar muy seguros de que el ascenso era seguro. Hicimos dos grupos y varios fuimos al primer escalón justo antes de la Escupidera. Allí se quedó parte del grupo y otros, Pedro, Marcos y yo, decidimos continuar. 




La nieve estaba bien pisada y lo suficientemente dura como para poder subir, así que así lo hicimos. 

Con crampones, piolets y bien abrigados fuimos paso a paso subiendo, había que ir muy pendiente, cualquier error supondría un susto innecesario. Tras 20 minutos de intenso ascenso, hicimos cima a las 09:45 minutos. Según supimos luego, fuimos los primeros en hacer cima ese día, justo en el cumpleaños de Pedro, sin duda un gran y merecido regalo para alguien con él!!



Se levantaba mucho viento y decidimos volver a descender, la bajada se esperaba dura y aplicando mucha atención, cuando el desnivel es pronunciado la sensación de verticalidad es importante y debes este seguro de cómo pisas. Sin embargo la bajamos bien y pronto nos vimos de nuevo en Lago Helado. 

La bajada hasta el refugio la hicimos casi esquiando con nuestras botas de montaña, la nieve estaba lo suficientemente blanda y te permitía deslizar con facilidad. Vimos a Jesús y Lobo y continuamos con ellos hasta el refugio. Allí nos esperaba el resto del grupo para comer algo ligero y continuar la ruta hacia Francia. Aún quedaban 4 horas y media hasta el acogedor y emblemático refugio de Sarradets. 



El camino nos llevó por lugares desérticos a más de 2.000 metros de altura, después de casi tres horas, la niebla se empezó a echar y aún quedaba la zona más complicada del día, El paso de los Sarrios, un paso con cadenas que con tanta nieve estaban enterradas y no podíamos hacer uso de ellas, con lo que portando todo el material técnico de seguridad, nos dispusimos a cruzarlo. Estaba complicado, mucha pendiente hacia la izquierda con un final incierto por la nula visibilidad que teníamos debido a la niebla. De repente, al paso de Raúl por el tramo más complicado, ocurrió lo que ninguno queríamos ni esperábamos, un resbalón hizo que no pudiera mantener el equilibrio y comenzó a caer pendiente abajo. Menos mal que echó mano de toda su destreza y conocimientos en ello y gracias al piolet pudo frenar y todo quedó en un susto. Esto me reafirma en que hay que estar siempre alerta. 


Después de Los Sarrios llegamos sin apenas ver más allá de 20 metros a la Brecha de Rolando, en bocado literal en la montaña de 100 metros de alturas que hace de puerta natural entre Francia y España. Sin duda un lugar de paso de viajeros de todo tipo durante siglos y eso se notaba en el ambiente. Ahí empezó una gran vestisca y cada vez veíamos menos. Pudimos seguir una pisada que esperábamos nos llevara al refugio que sabíamos estaba ya cerca. Después de 20 minutos llegamos a Sarradets. La niebla niños había dejado ver ni siquiera el refugio, fuimos guiados por las pisadas de otros montañeros.

La cena nos esperaba y estábamos que nos comíamos a un oso por barba. Había sido una ruta larga e intensa, exigente físicamente y casi de 12 horas. El refugio nos dejó muy satisfechos en todos los sentidos. Gente muy amable, poca gente, la cena nos sentó de miedo y pudimos cantarle a Pedro su CumpleañosFeliz!

A las 21:30 nos fuimos a la cama, no había fuerzas para mucho más. Hasta caer rendidos, hubo un cachondeos general a tamaño industrial, generamos risas incluso entre los montañeros que no venían con nosotros. 

A la mañana siguiente, a eso de las 6:45 horas, me desperté y tras el consejo de Raúl miré por la ventana. FUE ESPECTACULAR, se veía la Brecha de Rolando sin una nube en el cielo. Aceleré la vestimenta y me fui fuera con una café a disfrutar de las vistas majestuosas que teníamos delante. 



Como nuestra llegada había sido envuelta en niebla, decidimos subir algunos a la brecha y ver el tajo de 100 metros de altura en primer plano. Después de unos 20 minutos llegamos arriba y las vistas eran SUBLIMES, podíamos ver a un lado España, al otro Francia. La montaña era imponente en cuanto a altura, forma y la cantidad de nieve que aún había en casi pleno mes de Julio. 


Aún teníamos por delante la última etapa, desde Sarradets a Bujaruelo. Una ruta de unas 4 horas donde ya bajábamos altura. Fue una ruta más amena y agradable en cuanto a exigencia física. Después de dos horas llegamos al primer valle, San Nicolás de Bujaruelo, no sin antes disfrutar bajando esquiando con las botas por pendientes de nieve, que se nos cayera debajo nuestra un mazacote de nieve-hielo y Carlos y Lucky tuvieran que saltar cual gatos arrinconados a la orilla sin nieve. 

Hicimos una parada sagrada para engullir nuestro amado y delicioso Chivo, el cual, un año más, había traído Tano desde la Sub-betica andaluza. Estaba de miedo y le dedicamos la comida y el tiempo que se merecía tan jugosa comida y paraje. Retumbados en el valle y tras un descansito, decidimos continuar nuestro camino, sólo quedaban escasas dos horas. 



Ya veíamos el refugio y el puente romano que esta a su lado, por debajo pasa un riachuelo de agua bastante fresquita, a la orilla había mucha gente reposando. Cual fue la sorpresa de ellos cuando fuimos llegando y con la intención de paliar el sofocante calor que traídos, nos quitamos parte de la ropa y nos tiramos al río a refrescarnos, no sin antes recibir una ovación de la gente que allí se encontraba. 

Por la noche nos reímos de forma exgarerada tras beber champan, fue una noche inolvidable de risas y compañerismo. Al día siguiente nos quedaban algunas horas que aprovecharíamos para dar un paseo por las zonas cercanas al refugio, un paraíso de árboles, rio caudaloso, y lugares perfectos para echar el rato. Aprovechamos para algunos darnos una carrerita hasta un valle que estaba a unos 25 minutos corriendo y vuelta hasta reunirnos de nuevo al grupo. Los hermanos Pérez-Marín, fueras de serie del mundo del agua y la natación, nos deleitaron con unos zambullidos al agua y cruzaron nadando por rincones donde el agua llevaba mucha fuerza y corriente. Sin duda estos dos hermanos se mueven como pez en el agua.


Con mucha pena, nos montamos en los coches y nos dirigimos a Zaragoza, el AVE nos esperaba a las 17:30 para volver a Sevilla. 

No quiero despedirme sin antes agradecer a Marcos por haber bien planeado una expedición que supera cualquier expectativa, todo fue exageradamente bien, las rutas fueron espectaculares y una vez más nos has llevado por los cielos a todo un grupo entregado a todos los niveles.

A todos mis queridos Chivos, qué deciros, sois maravillosos, no ha habido ni una sola pega, y eso lo hemos notado. Hacia mucho no reía tanto a la vez que hacíamos una aventura por todo lo alto. 

GRACIAS A TODOS!
ORGULLO CHIVO!!!

Si hay alguien ahí, gracias por estar
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