martes, 23 de abril de 2013

Por fin voy reencontrando la vocecilla que me va diciendo cosas mientra entreno. No, no me he vuelto loco. Pero es que cuando entrenas, vas pensando en tantas cosas que terminas por establecer una buena relación con tu "yo" interior. Llevaba días sin entrenar y esa intimidad que sientes al entrenar, esa soledad elegida y deseada, reflota e invade de nuevo mi organismo.

Ayer efectivamente volví a salir a correr, las sensaciones vuelven poco a poco y aunque el ritmo no era lo importante ayer, si lo fue en ir recuperando la confianza. Pude correr 27 minutos a trote cochinero sin ningún tipo de dolor. De hecho, y apelando a que soy un poco brutito, salí con las zapatillas minimalistas, tenía claro que el ritmo iba a ser muy muy lento, quiero aprender a correr, desde cero y sin vicios adquiridos.

La verdad es que me fue muy bien, aprendí que quizás antes forzaba demasiado la pisada, tiraba demasiado de musculatura y aprovechaba poco mi postura natural en la carrera. Le voy cogiendo el punto a esto de correr inclinado hacia delante y dejar que mi pisada sea relajada y la inercia mueva parte del esfuerzo.

Hoy he quedado con mi hermano Marcos para correr a las 13 horas. No quiero correr en exceso, pero me apetece mucho correr acompañado hoy. Le veo poco últimamente y siempre aprovechamos para ponernos un poco al día.

El otro día colgué el Facebook y Twitter una historia que me llegó de rebote. Era la fantástica historia de cómo la disciplina de Maratón tuve que abrir paso, por fin, a que las mujeres pudieran participar en esta mítica prueba de fondo.

Esta valiente mujer desafió las normas establecidas cuando en 1967 se convirtió e la primera mujer en correr una maratón, ya que hasta ese momento se trataba de una prueba exclusivamente para hombres.

Para ello se inscribió como KV Switzer y cruzó la línea de salida con el dorsal 261 como si fuera un corredor más. Pero Kathrine pasó a la historia cuando uno de los jueces a mitad de la carrera se dio cuenta y salto tras ella para detenerla, pero el resto de corredores se lo impidieron y la “escoltaron” para que pudiera terminar la carrera, con un tiempo de 4 horas y 20 minutos. Ese es uno de los momentos inolvidables de la historia de los maratones que quedó para el recuerdo en esta foto.

Si hay alguien ahí, gracias por estar
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