jueves, 7 de febrero de 2013

Siempre he disfrutado de las historias sobre el alpinismo, esas semanas largas de ascenso pasando frío y muy malos ratos, con un riesgo muy alto y continuo de morir en el intento.

Las historias del Everest son apasionantes, cientos de montañeros han conseguido hacer cima y sentir el viento en el punto más alto del planeta. Esa sensación debe ser inolvidable sin duda, irrepetible. Sin embargo, otros tantos perecieron en el intento de lograr su gran reto. Algunos consiguieron ser devueltos a sus países, aunque muertos, y otros nunca aparecieron, por terribles nevadas, fuertes viento y el cambiante estado del la superficie debido a la nieve.

De eso precisamente me gustaría pensar un poco, recientemente he recibido una foto de algún montañero congelado, sentado en el hielo y seco desde hace semanas, quizás meses, quizás años. Debe impresionar mucho estar ascendiendo por algunos lugares paisajísticamente impactantes, y ver que el viento a vuelto a dejar ver algún cuerpo de algún montañero que nadie encontró en su momento. Algunos cayeron por fuertes cambios del tiempo, otros por malos cálculos en los tiempos de subida, pero otros, entregados a la muerte. Decidieron abandonarse allí mismo, el cansancio y el frío causa un efecto, por lo visto incluso agradable, en el que decides sentarte y desistir, aún sabiendo que si lo haces, morirás congelado en pocos minutos. Ese instante n el que decides dejarlo y sentarte, es el que me ha movido a escribir sobre este tema, me ha dejado sobre cogido.

Que nadie tema, no estoy pensando en subir el Everest...

Cambiado de tema y esperando no haberos entristecido la tarde, os cuento que hoy ha sido un entrenamiento muy compleo. 1,5km en la piscina a buen ritmo y 10km de carrera a pie.

Mañana sesión de piscina larga!!

Si hay alguien ahí, gracias por estar
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