jueves, 28 de febrero de 2013

Desde el pasado Domingo, y tras una paliza considerable a las piernas, no había probado a correr de nuevo. Poco a poco las piernas volvían a su estado normal y las ganas de correr me rondaban en la cabeza.

Esta mañana decidí salir a correr, en ayunas, y disfrutar de la mañana fría y las calles vacías. No habían pasado ni 20 minutos y me volvieron los calambres que me entraron en el maratón el domingo. Así qué he decidido volver por donde había venido y dejar pasar otro par de días. La piscina me estaba ayudando más a la recuperación. Lo curioso es que aparentemente las piernas están recuperadas, pero al forzarlas un poco, se ve que realmente NO.

Hoy me gustaría hablaros de un personaje histórico dentro del mundo maratón, el es un señor de 81 años capaz de terminar la maratón en 3h 15'. Es Ed Whitlock, un prodigio, el gran dominador de la especialidad entre los mayores y pionero en quebrar fronteras físicas. El primer y único hombre capaz de bajar de las 3 horas teniendo más de 70 años.

Tras jubilarse como ingeniero de minas, empezó a entrenar largas distancias hasta convertirse en un maratoniano de nivel. Debutó a los 65 y a los 69 se convirtió en la persona de más edad en el mundo en correr por debajo de las tres horas: 2h 52'47. Y siguió corriendo: 2h 54'48 con 73 años; 2h 58'40 a los 74; 3h 04'54 a los 76; 3h 15'54 a los 80 años... Este año había batido el récord mundial de la Media Maratón en 1h 38'59 y el pasado domingo logró el mejor crono de la historia para un hombre de 81 años: 3h 38' en Toronto.

Whiltock vive en Milton, cerca de Toronto. Próximo a Milton hay varios paraísos para un runner: caminos rurales, colinas suaves e incluso las estribaciones del Niágara y su catarata célebre. Pero Whitlock prefiere un cementerio.

Es el cementerio de Milton, dentro del cual corre a diario durante horas en un circuito oval de 500 metros que circunda el Evergeen Cemetery. Se trata de una imagen surrealista la de este ángel volador, ligero como una pluma, melena blanca al viento, corriendo en solitario, dando vueltas entre las tumbas de sus vecinos.

La madre de Ed Whitlock falleció a los 93 años; su tío Arthur, a los 107. La longevidad, por tanto, es consustancial a la familia Whitlock. No les quepa duda que este hombre seguirá corriendo alrededor del cementerio hasta fundirse en él.

Si hay alguien ahí, gracias por estar
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